«Trabajadores: sin nada que festejar en este Día del Trabajo» Primera parte – Por Raúl Ayala

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En este Día del Trabajo, los trabajadores argentinos enfrentamos una realidad desoladora.

El gobierno de Javier Milei, respaldado por la complicidad de la CGT y diversos sectores políticos, ha dejado a los trabajadores sin motivos para celebrar.

La pulverización del poder adquisitivo, la pérdida de empleo en el sector público y un régimen laboral que recuerda los peores momentos de la historia del país, son algunas de las razones que nos obligan a reflexionar profundamente.

Los derechos por los que tantos obreros lucharon y derramaron su sangre están siendo entregados por una burocracia sindical cómplice y una oposición que, en lugar de defender los intereses del pueblo, opta por el camino de la traición.

La falsa promesa de que recortando derechos y empobreciendo a los trabajadores se generarán más fuentes de empleo ha sido desmentida por la realidad en repetidas ocasiones a lo largo de la historia argentina, durante las etapas neoliberales de la genocida dictadura militar, Carlos Menem y Mauricio Macri.

La excusa de la «industria del juicio» para justificar el recorte de derechos laborales solo encubre la intención de promover un sistema de trabajo esclavo.

Ante cientos de despidos, la aprobación de una reforma laboral en la Cámara de Diputados y la licuación de salarios, es imperativo que los trabajadores nos organicemos y denunciemos a una CGT que ha perdido su rumbo y se ha convertido en cómplice de las políticas que nos perjudican.

La reciente aprobación en Diputados de una reforma laboral gracias a la traición por treinta monedas de legisladores y sectores políticos que se autodenominan «dialoguistas», junto con la complicidad silenciosa de las centrales sindicales, constituye un golpe devastador para los derechos de los trabajadores.

Es momento de unir fuerzas, organizar la lucha y exigir un verdadero plan que defienda nuestros derechos y nos proteja de este paquetazo que pretenden imponernos.

El llamado está hecho: es hora de que los trabajadores argentinos nos unamos, votemos y luchemos para derrotar este ataque contra nuestros derechos.

El Senado tiene en sus manos la posibilidad de evitar que este paquete infame se convierta en ley.

Depende de nosotros levantar la voz y defender lo que con tanto esfuerzo hemos conquistado.

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