«Radicalización del peronismo certezas, dudas e internismo» -Por Raúl Ayala

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En medio del panorama político argentino, las tensiones y divisiones dentro del peronismo han tomado un protagonismo cada vez más evidente.

Jorge Fontevecchia, en su columna para el diario Perfil, analiza la radicalización del movimiento peronista y cómo este fenómeno se asemeja a lo vivido previamente por el radicalismo.
Una de las preocupaciones destacadas es la falta de cohesión interna en el peronismo, que se ha fragmentado en subpartidos provinciales y corrientes ideológicas divergentes. Igual que el radicalismo, con líderes provinciales pero sin músculo nacional.

Esta división, que ha sido observada también en el radicalismo, plantea interrogantes sobre la capacidad del peronismo para mantenerse unido y efectivo como fuerza política nacional.
El análisis de Fontevecchia señala que el peronismo ha pasado de ser reconocido por su alineación detrás de un líder a mostrar grietas internas y críticas hacia su propio gobierno, más que al oficialismo y la gestión de Javier Milei.

Esta situación se ha agudizado con el surgimiento de distintos grupos dentro del peronismo, como el Peronismo Federal y el Peronismo Republicano, que reflejan una diversidad de visiones y estrategias políticas.

La polarización dentro del peronismo se hace evidente en las críticas del kirchnerismo hacia la gestión de Alberto Fernández y Martín Guzmán, mientras que, paradójicamente, los líderes del PRO cierran filas en torno a la presidencia de Macri, a pesar de sus propios fracasos económicos fueron mayores al de Fernández. Esta dinámica refleja un fenómeno de radicalización política en el que las diferencias internas se vuelven más prominentes que la competencia electoral con otras fuerzas.

Las declaraciones recientes de figuras prominentes de La Cámpora ilustran esta tensión interna, donde se cuestiona abiertamente la gestión del gobierno y se evidencia la falta de consenso en torno a las políticas implementadas.

Estas discrepancias, lejos de resolverse, se han exacerbado con el tiempo, convirtiéndose en un obstáculo para la unidad y la efectividad del peronismo como fuerza política dominante.

En este contexto, se plantea la necesidad de reflexionar, desde la «teoría de Baglini», sobre el grado de responsabilidad de los partidos políticos en relación con sus posibilidades de acceder al poder, así como la importancia de la cohesión interna para alcanzar objetivos políticos comunes.

La radicalización del peronismo pone en tela de juicio su capacidad para mantenerse unido y efectivo en un escenario político cada vez más complejo y competitivo.

En última instancia, el desafío para el peronismo radica en encontrar un equilibrio entre la diversidad de opiniones y la unidad de acción, reconociendo que la fortaleza de un partido político está directamente relacionada con su capacidad para superar las divisiones internas y presentar una visión coherente y unificada ante la sociedad.

 

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