«Nadie murió por no llegar a fin de mes: el ajuste puede seguir» – Por Raúl Ayala

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La obstinada negativa de Javier Milei a reconocer el devastador impacto de sus políticas económicas sobre la pobreza es una grave preocupación que no podemos ignorar.

Si no se toman medidas correctivas pronto, las consecuencias podrían ser peligrosas y duraderas.

A pesar de que la economía argentina ha estado en declive desde administraciones anteriores, el cansancio moral del electorado llevó al voto de «que se rompa todo», permitiendo que Milei alcanzara la presidencia.

Sin embargo, ahora es un deber ineludible de toda la dirigencia, frente a una comunidad que sufre por el ajuste económico y la falta de perspectivas de mejora, poner un freno a las ideas radicales de Milei.

Sus declaraciones, como «si la gente no llegara a fin de mes se estaría muriendo en la calle, eso es falso», muestran una desconexión preocupante con la realidad.

Aunque aún no hay muertos por hambre debido al ajuste, ¿es necesario esperar a una tragedia para que reconozca el daño de sus políticas?

Esta insensibilidad pone de relieve una falta de empatía alarmante y una ceguera ante el sufrimiento real de la población.

La expresión “tirarse con muertos” en la política argentina es tristemente común. Esta práctica, donde los políticos utilizan las tragedias para ganar ventaja, refleja una falta de preocupación genuina por las víctimas y una instrumentalización cínica de los eventos trágicos para atacar a los adversarios o justificar acciones propias.

Es una dinámica que se intensifica en períodos electorales, cuando cualquier tragedia es vista como una oportunidad política en lugar de una crisis humana que requiere solución y compasión.

El reciente Tedeum del 25 de mayo, donde el obispo porteño Jorge García Cuerva enfatizó la urgencia de abordar problemas críticos como la malnutrición infantil, la falta de acceso a la educación y la salud, y la precariedad de los ancianos y jubilados, subraya la gravedad de la situación. «Un precio muy alto a pagar que no nos podemos permitir», dijo García Cuerva, llamando a la responsabilidad y a la acción inmediata.

Ante este escenario, la pregunta crucial es: ¿qué estamos haciendo, cada uno de nosotros, por los más pobres y sufrientes? No podemos seguir ignorando el sacrificio de nuestra gente ni responder solo con palabras.

Es imperativo acompañar sus esfuerzos con acciones concretas y efectivas. Detener las locuras de Milei no es solo una cuestión de política, sino una necesidad moral y social. Es hora de que la dirigencia actúe con responsabilidad y humanidad para evitar que las políticas de ajuste extremo provoquen un daño irreparable a nuestra sociedad.

¡Feliz Día de la Patria!

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