En la era digital, la inteligencia artificial (IA) ha transformado nuestras vidas de maneras inimaginables.
Desde asistentes virtuales que responden a nuestras consultas hasta algoritmos que personalizan nuestras experiencias en línea, la IA está presente en casi todos los aspectos de nuestra existencia cotidiana.
Sin embargo, este avance tecnológico también ha traído consigo una mayor intrusión en nuestra privacidad.
La recopilación masiva de datos personales y la capacidad de analizarlos en profundidad plantean serios riesgos para los derechos individuales, destacando la necesidad urgente de una legislación adecuada en Argentina que aborde estos desafíos.
Uno de los problemas más apremiantes es el tratamiento de los datos personales. A pesar de que la Ley N° 25.326 de Protección de los Datos Personales establece principios fundamentales sobre el consentimiento y el uso adecuado de la información personal, la realidad es que muchas de nuestras actividades en línea están sujetas a un escrutinio constante sin nuestro consentimiento explícito.
Las redes sociales, los motores de búsqueda y otras plataformas digitales utilizan sofisticados algoritmos de IA para recolectar y procesar datos, creando perfiles detallados de los usuarios que pueden ser vendidos a terceros sin el conocimiento o la aprobación de los individuos afectados.
El caso «Rodríguez, María Belén c/ Google Inc.» es un ejemplo destacado de los problemas asociados con la gestión de datos personales.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación reconoció que los motores de búsqueda tienen una responsabilidad subjetiva al ser notificados de contenidos que vulneren derechos personalísimos como el honor y la imagen.
Sin embargo, la falta de una legislación específica sobre el «derecho al olvido» en Argentina deja a los ciudadanos en una situación vulnerable.
A diferencia de la Unión Europea, donde este derecho está claramente establecido, en Argentina no existe un marco legal robusto que permita a los individuos solicitar la eliminación de información obsoleta o irrelevante que pueda perjudicar su reputación.
La necesidad de una legislación más estricta y específica se vuelve evidente en un contexto donde la IA y la analítica avanzada pueden identificar patrones de comportamiento, preferencias y hasta vulnerabilidades personales.
Sin una regulación adecuada, estos datos pueden ser utilizados para manipular decisiones de compra, influir en elecciones políticas o, peor aún, para discriminar a individuos en ámbitos como el empleo o los seguros.
El Congreso Nacional tiene la responsabilidad de actuar rápidamente para cerrar estas lagunas legales.
Es fundamental que se desarrollen leyes que no solo protejan los datos personales de los ciudadanos, sino que también establezcan límites claros sobre el uso de la IA y otras tecnologías avanzadas en la recopilación y análisis de datos.
Además, debe haber un mecanismo efectivo para que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos, como el derecho al olvido, de manera que puedan solicitar la eliminación de información perjudicial o irrelevante.
En conclusión, el avance de la inteligencia artificial y otras tecnologías digitales ofrece enormes beneficios, pero también plantea riesgos significativos para la privacidad y los derechos individuales.
Argentina necesita urgentemente una legislación moderna y adecuada que refleje estos desafíos y proteja a sus ciudadanos en el entorno digital.
Solo así podremos asegurarnos de que los beneficios de la tecnología se disfruten de manera justa y equitativa, sin sacrificar nuestra privacidad y dignidad.