* Raúl Ayala
En su nuevo libro Nexus, Yuval Noah Harari, citado por La Nación, plantea una inquietante pregunta: ¿estamos preparados para gestionar los inmensos poderes de la inteligencia artificial (IA)? Aunque algunos comparan este momento con la Revolución Industrial, Harari advierte que la IA podría tener consecuencias mucho más catastróficas. Los humanos han tardado en aprender a usar nuevas tecnologías de manera responsable, y con la IA, la apuesta es aún mayor: la posible extinción de nuestra especie.
Harari recuerda que la Revolución Industrial, aunque finalmente trajo prosperidad, dejó una estela de conflictos, imperialismo, genocidios y colapsos ecológicos antes de que la humanidad pudiera estabilizarse.
Lo que diferencia a la IA es su capacidad para tomar decisiones por sí misma, desplazando no solo nuestros músculos, sino también nuestros cerebros. A diferencia de la maquinaria industrial del pasado, que requería de manos humanas, la IA puede ser agente activa, generando ideas, incluso armas de destrucción masiva, sin la intervención humana.
El texto cita la Declaración de Bletchley sobre la IA, firmada por 30 gobiernos en 2023, que reconoce el potencial de la IA para causar “daños graves, incluso catastróficos”, tanto intencional como involuntariamente.
Este reconocimiento global ya es un paso en la dirección correcta, pero Harari se pregunta si no estamos condenados a repetir los errores del pasado. ¿Será necesario pasar por otro ciclo de guerras y regímenes totalitarios antes de aprender a controlar esta nueva tecnología?
El riesgo, según Harari, es que esta vez el margen de error es menor. En el siglo XX, apenas aprobamos el examen sobre cómo manejar la Revolución Industrial. En el siglo XXI, el listón está mucho más alto, y las consecuencias de fallar podrían ser terminales. Como concluye Harari, no solo debemos aprender a controlar la IA, sino hacerlo rápido, porque la IA ya no es una herramienta pasiva, sino un agente con la capacidad de moldear el futuro de la humanidad.Puedes leer el texto completo en La Nación aquí.