La política contemporánea, en su dinamismo y complejidad, parece estar en constante búsqueda de equilibrio entre la pragmatismo maquiavélico y la teoría del «fin de la historia» de Fukuyama. Dos visiones que, en su esencia, ofrecen perspectivas aparentemente opuestas pero, paradójicamente, a menudo convergen en la arena política.
El pensamiento de Nicolás Maquiavelo, célebre filósofo político italiano, se ha destacado por su énfasis en la eficacia sobre la moralidad tradicional en la política. Sus ideas de que «el fin justifica los medios» y que la mentira y el disimulo pueden ser necesarios en la política, siguen siendo relevantes en un mundo político donde los candidatos y líderes a menudo se ven tentados a ceder a tales tácticas para lograr sus objetivos.
Por otro lado, Francis Fukuyama, con su influyente libro «El fin de la historia y el último hombre,» proclamó el triunfo del modelo democrático liberal como un hito en la historia política. Sin embargo, su concepto de «post-historia» plantea desafíos en la actualidad. La dinámica política ha demostrado que la historia, lejos de haber llegado a su fin, continúa evolucionando, con nuevos desafíos y movimientos ideológicos emergentes.
En este contexto, la política actual, en particular en Argentina, parece navegar entre estas dos corrientes de pensamiento. Algunos candidatos presidenciales parecen intentar que los ciudadanos se vuelvan amnésicos, olvidando las promesas y declaraciones pasadas a medida que cambian de posición. Esto puede entenderse como un intento de aplicar las tácticas maquiavélicas de adaptación a las circunstancias en busca del poder.
Este fenómeno es amplificado por el concepto de «Infocracia», acuñado por el filósofo Chul Han, que describe la sobrecarga de información y la manipulación mediática en la política actual. En un mundo saturado de datos y noticias, la atención se desvía rápidamente, permitiendo a los candidatos cambiar de postura sin la debida rendición de cuentas.
En última instancia, la política actual se mueve en una encrucijada entre la pragmática maquiavélica, la visión de Fukuyama sobre el «fin de la historia» y la lucha constante por la atención y la memoria en la era de la Infocracia. Mientras los líderes persiguen el poder, los ciudadanos se enfrentan a la tarea de discernir entre las promesas fugaces y las acciones reales en un mundo político que sigue evolucionando, en busca de su propio rumbo en la historia. * Raul Ayala