De acuerdo al informe, el sector financiero estadounidense mantiene las alarmas. La inflación y la situación de los bancos son los principales problemas.
La Reserva Federal (FED) advirtió por diversos riesgos en la economía de Estados Unidos, incluyendo la persistencia de la inflación, posibles pérdidas en el mercado inmobiliario y presiones de financiamiento en algunos bancos, pese a la solidez que mostraron en los últimos meses los datos de crecimiento y del mercado laboral que llevó al consenso de los analistas a descartar la posibilidad de una recesión.
A principios de año, el sector financiero estadounidense encendió sus alarmas luego de que se registraran corridas y colapsos en algunos bancos regionales, impactados por la suba de tasas de interés que realizó el propio organismo monetario.
La caída de Signature Bank y Silicon Valley Bank obligó a las autoridades federales a rescatar los depósitos de sus clientes.
El Reporte de Estabilidad Financiera, publicado este viernes por la FED al que tuvo acceso Télam y es el segundo luego de estas vulnerabilidades, señala que los flujos de los depósitos del sistema bancario se estabilizaron en los últimos meses.
“Sin embargo, un pequeño grupo de bancos continúa enfrentando presiones en el financiamiento, reflejando preocupaciones por depósitos sin asegurar y otros factores”, indicó el informe de la FED, citado por la agencia Bloomberg.
En Estados Unidos hay cerca de US$ 7 billones en depósitos sin asegurar: se tratan de aquellos que superan el límite de US$ 250.000 de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), una agencia estatal que protege automáticamente los depósitos menores a dicha cifra con un fondo a tal efecto en el caso de una quiebra bancaria.
En ese marco, señala que el sistema bancario “permanece resiliente” con “la proporción del capital de riesgo en niveles promedio” y “altos niveles de activos líquidos”; pero que “las altas tasas de interés están deprimiendo el valor de los activos de vencimiento a largo plazo y tasas fijas”.
Por otra parte, el reporte, que cita a fuentes académicas y del mercado, señala que hay una mayor preocupación sobre la persistencia de las presiones inflacionarias.
Esto podría llevar a una política monetaria más restrictiva y, como consecuencia, la posibilidad de grandes pérdidas en el mercado inmobiliario residencial y comercial.
Una muestra de esto es que, en el anterior reporte de mayo pasado, la mitad de los encuestados por la FED alertaba por estos riesgos y ahora lo hace tres cuartos de ellos.
El organismo subió once veces sus tasas desde marzo de 2022, llevándola de niveles cercanos a cero a un rango de entre 5,25% a 5,5%, un ajuste monetario con una velocidad que no se registraba desde la década del setenta.
Sin embargo, la expectativa es que en la próxima reunión del 31 de octubre y el 1 de noviembre la FED deje las tasas nuevamente sin cambios, en lugar de un ajuste al alza.
Un área donde por ahora no existen vulnerabilidades es el crédito de los hogares, que se encuentra en “niveles modestos” en relación con el Producto Bruto Interno (PBI) y concentrado en deudores “prime”, es decir, con buena calificación de crédito.
Por último, el documento de la FED advierte de algunos riesgos vinculados con la economía global como las posibles disrupciones del intercambio de alimentos, energía y otras commodities por la guerra entre Palestina e Israel y la de Rusia y Ucrania; y un menor crecimiento en China.
Sobre esto último, señalaron que “dado el tamaño de su sistema económico y financiero, el estrés financiero en China podría dañar a los mercados globales a través de disrupciones a la actividad económica, deterioro de la confianza al riesgo y una fuerte apreciación del dólar, que podría afectar a Estados Unidos”.
Más allá de este reporte, otro riesgo de Estados Unidos es su elevado nivel de deuda, según el exsecretario del Tesoro, Lawrence Summers.
“Entiendo que el trabajo de la FED no es involucrarse en la política fiscal, pero creo que, con el paso del tiempo, deberá involucrarse como autoridad monetaria del país”, señaló en una entrevista televisiva.
Advirtió que, como como consecuencia de una mayor deuda y déficit habrá una mayor demanda de la economía, lo cual “eleva la tasa de interés neutral”, es decir, aquella que no impulsa ni una expansión ni una contracción de la economía.
Actualmente la deuda de Estados Unidos es de más de US$ 33.500 billones.