Putin informó que desde el 1 de abril los países «hostiles” deberán tener cuentas en la moneda nacional de Rusia para adquirir gas. La medida busca contrarrestar las sanciones económicas impuestas por las potencias occidentales.
Por eso uno de los primeros en reaccionar fue el canciller alemán, Olaf Scholz, quien aseguró que tanto su país como el resto del bloque seguirán pagando el suministro en euros y dólares.
«Está escrito en los contratos que los pagos se hacen en euros y a veces en dólares», explicó Scholz en conferencia de prensa con su homólogo austríaco, Karl Nehammer.
«Le dije claramente al presidente ruso que las cosas seguirán así», agregó, citado por la agencia de noticias AFP, en referencia a una conversación telefónica que mantuvo ayer con Putin.
«Está escrito en los contratos que los pagos se hacen en euros y a veces en dólares» Olaf Scholz
El ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, pidió anticiparse al escenario en el que no habrá más importaciones desde Rusia: “Puede haber una situación en la cual el día de mañana, en circunstancias muy particulares, no haya más gas ruso (…). Nos corresponde prepararnos a esos escenarios y nos estamos preparando», dijo tras entrevistarse en Berlín con su homólogo alemán, Robert Habeck.
Por su parte, el jefe de la oficina de la Presidencia de Ucrania, Andriy Yermak, consideró que el Kremlin «declaró la guerra del gas» con su anuncio.
«Occidente ahora debe responder con la mayor dureza posible, abandonando los recursos energéticos de Rusia», instó, según reprodujo la agencia de noticias local Ukrinform.
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski reiteró su pedido para que Europa «cese cualquier tipo de comercio» con Moscú.
«Estén preparados para detener la exportación de energía de Rusia, para no pagar miles de millones para la guerra», dijo durante una intervención por videoconferencia ante el Parlamento de Países Bajos.

El mandatario también habló ante el Parlamento belga en un mensaje en el que instó a cortar las relaciones comerciales con Rusia, y en particular la transacción de diamantes a través de la ciudad de Amberes.
Las bolsas europeas también reaccionaron al anuncio de Putin y cerraron a la baja, preocupadas de un inmediato corte en los suministros de gas.
El índice Dax en Francfort perdió 1,31%, el madrileño Ibex 35 cedió 1,23% y en París el CAC 40 cayó 1,21%. En Milán el retroceso fue de 1,10% y en Londres de 0,83%.
Desde el inicio de la guerra, EEUU y la UE trabajan para reducir la dependencia europea de combustibles fósiles rusos.
La empresa estatal rusa Gazprom viene informando que hasta el momento mantiene el mismo nivel de envíos a Europa, pero los países de ese continente buscan proveedores alternativos, como Qatar, que ya firmó un acuerdo para suministrarle gas a Alemania, o el propio EEUU que aumentó su envío de gas natural licuado a Europa.
Las bolsas europeas también reaccionaron al anuncio de Putin y cerraron a la baja, preocupadas de un inmediato corte en los suministros de gas.
Esta búsqueda de otros mercados y principalmente la incertidumbre por la producción en medio de la guerra y las sanciones disparó el precio del gas y también del petróleo, del que Rusia también es uno de los principales exportadores mundiales.
Ante este juego de oferta y demanda, el presidente de EEUU Joe Biden anunció la liberación de un millón de barriles por día de sus reservas estratégicas durante seis meses en un intento por reducir su precio.
«Nuestros precios están subiendo debido a la acción de Putin. No hay suficiente oferta. Y la conclusión es que si queremos precios de gasolina más bajos, necesitamos tener más suministro de petróleo en este momento”, indicó Biden.
«Las naciones se están uniendo para negarle a Putin la capacidad de armar sus recursos energéticos contra las familias estadounidenses y las familias y las democracias de todo el mundo», añadió.