El Gobierno sigue negociando contrarreloj, pero aún no blanquea si hará el desembolso de u$s731 millones. Tiene tiempo para hacerlo hasta las 14 de este viernes.
Si el Gobierno no cumple con el compromiso no caería técnicamente en default sino entraría en la órbita de los arrears, una ventana de 180 días en la que se bloquean toda línea de financiamiento con el Fondo hasta que se cumplan con los pagos.
Si pasan seis meses desde el vencimiento, el país caería en la categoría de «atrasos prolongados». Si el incumplimiento se extiende18 meses, la cúpula del organismo le quitaría a la Argentina el poder de voto en la mesa chica. Y a los dos años, podría ser expulsarla del FMI.
Sin embargo, los especialistas, como el argentino Claudio Loser, aseguran que cuando hay una negociación en el medio y voluntad de diálogo se puede seguir avanzando pese a los atrasos, y cancelarse todos los vencimientos en el acuerdo.
Qué significa que un país entre en default
Un país es considerado en default o cesación de pagos cuando incumple total o parcialmente con sus acreedores. El incumplimiento puede ocurrir cuando no puede cumplir con sus obligaciones de pago a tiempo o simplemente deja de hacerlo. Hay defaults parciales (sólo una parte de la deuda) o más bien totales.
Las consecuencias a partir de esta situación son muchas: la principal, Argentina no podrá acceder a los mercados voluntarios de deuda, es decir, no podrá emitir títulos o bonos de deuda y para hacerlo antes tendrá que reestructurar lo que le debe a sus acreedores.
Aumentaría la presión sobre el tipo de cambio, principalmente en el mercado informal. Esto tendría coletazos sobre la economía y la inflación. El encarecimiento del dólar mejorará la competitividad de las exportaciones pero empeorará la de las importaciones. La actividad, por ende, también podría experimentar vaivenes.
«Un default no es deseable ni para el país ni para los acreedores», asegura el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz.
C5N