Menem y Villarruel tenían la potestad de “desenganchar” los aumentos salariales de los legisladores, que en realidad no son automáticos, como hicieron Cristina Kirchner y Segio Massa en 2022. La mentira de los titulares de ambas cámaras.
La decisión del titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y la vicepresidenta Victoria Villarruel de dar marcha atrás con el aumento del 30% en el sueldo de los legisladores estalló la interna en el Congreso. La decisión tomada por los presidentes de ambas cámaras habría sido de manera inconsulta, sin compartirla previamente con los bloques, y generó un malestar que pudo haber sido evitado si, en realidad, el oficialismo tenía la intención de congelar las dietas.
El aumento para los legisladores había desatado el enojo del presidente Javier Milei, que pidió dar marcha atrás y ante lo que Menem anunció que presentará un proyecto para retrotraer la suba. «Los diputados y senadores de la Nación bajo ningún punto de vista deben quedar ajenos a realizar el sacrificio que está realizando el pueblo argentino para salir de la crisis», sostuvo al anunciarlo en su cuenta de X.
El presidente de la Cámara de Diputados argumenta que, de alguna manera, se vio forzado a aumentar las dietas en virtud de una resolución que data de 2011 que “engancha” de manera automática los aumentos de los sueldos de los empleados legislativos que se disponen todos los años en paritarias con las dietas que cobran diputados y senadores.
Aunque omite explicar que como máxima autoridad del cuerpo tiene la potestad de “desenganchar” esas subas y mantener inalterable el monto de las dietas. La misma potestad le cabe a Villarruel quien, sugestivamente, mantuvo un silencio frente al escándalo.
Esta decisión de frenar los aumentos de los legisladores incluso se realizó hace solo dos años, en julio de 2022, la expresidenta del Senado Cristina Kirchner y el expresidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa decidieron que el aumento del 69% en los sueldos de los empleados legislativos que había dispuesto la paritaria legislativa ese año no iba a trasladarse a las dietas de los legisladores, salvo que éstos decidieran lo contrario en el recinto.
La decisión se plasmó en una resolución, la 0003/2022. Los legisladores, que venían con sus dietas congeladas desde 2020, rezongaron en silencio ante esta disposición pero no la cuestionaron: en plena caída de la economía por efecto de la pandemia, un aumento del 69% en sus ingresos iba a ser leído como una bofetada al ciudadano de a pie que, a duras penas, podía sostener el poder adquisitivo de sus salarios.