En medio de una creciente crisis institucional, el Senado argentino enfrenta una paralización que amenaza la estabilidad democrática del país.
La vicepresidenta y presidenta nata del Senado, Victoria Villarruel, ha decidido no convocar a la comisión bicameral permanente encargada de analizar los decretos de necesidad y urgencia (DNU).
La razón principal de esta omisión es el tratamiento del polémico mega DNU del presidente Javier Mielei, cuyos aspectos vigentes impactan directamente en sectores sociales y productivos, incluyendo la desregulación del precio de los combustibles y la actualización de componentes impositivos.
El interbloque de senadores de Unión por la Patria (UxP) respondió con contundencia, brindando una conferencia de prensa para exigir a Villarruel que convoque a una sesión en la Cámara alta para abordar el DNU 70/23.
José Mayans, titular de la bancada, expresó su preocupación por el cierre del Senado, señalando que el método de cerrar el Parlamento es propio de dictaduras.
Mayans subrayó la urgencia en tratar el DNU, destacando su vigencia y las consecuencias de vital importancia que conlleva. Además, hizo referencia a un fallo judicial que declaró la inconstitucionalidad del capítulo laboral del decreto y manifestó la creciente preocupación por la propuesta de privatizaciones.
Anabel Fernández Sagasti, vicepresidenta de la bancada, acusó a Villarruel de incumplir sus deberes como funcionario público y anunció que UxP insistirá todas las semanas hasta que haya sesión para tratar el DNU que mantiene en vilo a los argentinos.
La senadora Juliana Di Tulio reforzó la importancia de insistir en la convocatoria a sesión, calificando el DNU como una modificación de facto a la Constitución, una situación inédita en los últimos 40 años.
El pedido de UxP, expresado en una carta enviada a Villarruel el 24 de enero, solicitaba una sesión especial el 1º de febrero para considerar el DNU 70/23. Sin embargo, la vicepresidenta optó por ignorar esta solicitud, aprovechando la discusión en Diputados sobre la Ley Ómnibus para dilatar el debate en el Senado.
Con 33 senadores propios, UxP se encuentra a 4 votos de alcanzar el quórum necesario. La estrategia incluye buscar apoyo entre senadores peronistas «disidentes» y representantes de partidos provinciales afectados por el mega decreto presidencial.
Villarruel refuerza acuerdos con bloques anti-k para formar una nueva mayoría y relegar a UxP a una representación minoritaria. La confrontación se agrava, ya que para que el DNU caiga, necesita el rechazo de ambas Cámaras del Congreso.
En un video posterior a la conferencia de prensa de UxP, Villarruel afirmó que «el kirchnerismo no maneja más la agenda política», defendiendo su decisión y destacando que la agenda del Senado se decide con el acuerdo de todos los senadores.
La situación política se complica aún más con La Libertad Avanza exigiendo la conformación de la Bicameral y la necesidad de abordar otros decretos previos antes del DNU de Milei.
La paralización del Senado argentino deja al descubierto una profunda división política y la amenaza de un estancamiento institucional que pone en riesgo la normalidad democrática del país, de la mano de quienes se dicen defensores de las libertades. Toda una contradicción o demostrar que Milei es sólo un hombre que aspira a la concentración del poder.