La implementación de un ajuste económico ortodoxo neoliberal en el país ha desencadenado una serie de profundas consecuencias sociales que están dejando a la población vulnerable y desamparada.
Este ajuste, que se ha basado en una devaluación del 118 por ciento y en la reducción drástica del gasto público, ha tenido como resultado la paralización de las funciones estatales esenciales, desde la obra pública hasta la asistencia social, salud, educación y seguridad. La licuación de jubilaciones, salarios y activos.
Solamente con licuar al sistema previsional y social, se ajustó por la espiral inflacionaria más del 64 por ciento del presupuesto nacional 2023, prorrogado este año.
La explicación detrás de este ajuste se encuentra en la adhesión del presidente Javier Milei al anarcocapitalismo, un enfoque que aboga por la abolición del Estado y la completa liberación del mercado, de manera cuasi religiosa.
Este enfoque, impulsado y justificado por Milei y respaldado en el libro «El fin de la inflación», coescrito por Milei junto a economistas como Diana Mondino, Federico Sturzenegger y Domingo Cavallo, ha llevado al país a una situación de caos económico y social.
Si bien el libro propone alternativas para combatir la inflación, como la eliminación del Banco Central y la competencia de monedas, las consecuencias sociales del ajuste son devastadoras.
A dos meses de su implementación, ya estamos presenciando un rápido aumento de los precios de bienes y servicios, lo que está erosionando el poder adquisitivo de la población, especialmente de aquellos con ingresos fijos.
La devaluación ha reducido el valor real de los salarios y jubilaciones, lo que ha llevado a dificultades para mantener el nivel de vida anterior.
Además, la reducción del gasto público ha resultado en despidos masivos y un aumento del desempleo, lo que ha afectado gravemente la seguridad económica de las familias.
La pobreza ha aumentado y las desigualdades se han ampliado, mientras que la eliminación de subsidios a los servicios públicos ha llevado a tarifas más altas, afectando especialmente a los más necesitados.
Todo esto ha sumido al país en una profunda recesión, con una contracción de la actividad económica, una disminución de las inversiones y una pérdida de confianza empresarial.
Las consecuencias sociales del ajuste económico ortodoxo neoliberal en Argentina son desalentadoras y afectan a toda la sociedad.
Es urgente que se tomen medidas para mitigar estos impactos negativos y proteger a los sectores más vulnerables.
Se necesita un enfoque que priorice el bienestar social y la equidad económica para garantizar un futuro más justo y próspero para todos los argentinos. Porque el fin de la inflación de Milei, está concebido desde el más feroz darwinismo social: solo quedarán los más aptos, que en este caso, serán los 1200 contribuyentes más ricos del país.