Luego de que el ministro de Economía se impusiera como el candidato más votado, funcionarios saben que la segunda vuelta no será sencilla, por lo que apuestan a redoblar esfuerzos.
El día después de las elecciones generales en las que el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa, se consolidó como el candidato más votado con 9.645.983 votos (36,68%), el Gobierno trabaja con la mira puesta en la segunda vuelta con el libertario Javier Milei (29,98%).
A poco menos de un mes para el 19 de noviembre, fecha en la que se celebrará el balotaje, funcionarios y dirigentes del oficialismo desempeñan funciones para aventajar la brecha con el diputado fundador de La Libertad Avanza a sabiendas de que se trata de una nueva parada por etapas.
Desde el entorno del titular del Palacio de Hacienda consideran que se trata de una nueva apuesta por lo que convocan a todos los actores del espacio a volcar su capacidad militante en las calles. «Cada voto y la tarea militante es de cada uno de nosotros. No hay sectores ni decisiones que se expresen por algún espacio. Los votos no están en ninguna encuesta, están en la calle y Sergio lo tiene en claro«, precisó un importante funcionario respecto de la elección.
En la misma línea, caracterizó: «Son vecinos nuestros, tienen preocupaciones. La elección de agosto fue bronca, enojo, estado social y ahora fue decidir Gobierno y qué pasa con la Argentina. Cuando la agenda se puso en el foco de decidir presidente, Sergio pegó la levantada».
Fuentes que tienen su despacho en Balcarce 50 consideran que el balotaje no configura un escenario sencillo para el oficialismo y apuestan a redoblar los esfuerzos para convencer a los sectores democráticos de la sociedad. Con mesura, aseguran que la perdedora de la elección fue la titular del PRO en uso de licencia, Patricia Bullrich.
En otras oficinas de Casa Rosada, son cautelosos, pero optimistas y creen que el eje está en captar las ideas de las personas y no en dedicarse a seducir dirigentes políticos de otras fuerzas. «Hoy se trabaja con alivio», confiesan.
